¿Cuál es el Valor del Ministerio de Lector?
¡Tiene un valor asombroso! Escuchen esto: “Cristo está presente en su palabra ya que es Él mismo el que habla cuando las Escrituras Sagradas son leídas en la Iglesia” (no. 7). (Repita y hable extensamente de esto) Esto viene de una autoridad de tanta confianza como lo es el documento del Segundo Concilio Vaticano: La Constitución de la Sagrada Liturgia. Esto significa que, como lector, cuando usted proclama las Escrituras durante la Liturgia de la Palabra, Cristo habla a través de usted. ¡Esto es realmente un gran privilegio!
Piense en esto por un momento. Usted, el lector, no es simplemente alguien que se para delante de la asamblea Eucarística y lee en voz alta algunas palabras sagradas de una página impresa. Cuando usted proclama las lecturas bíblicas algo sucede –un gran misterio– que no sucedería si cada uno de los fieles en la congregación leyera en silencio las lecturas del misal para ellos mismos.
¿Qué hace a Cristo presente? Es la acción de escuchar las Escrituras al ser leídas en voz alta, o proclamadas, en la iglesia. Por lo tanto, la manera como usted proclama las Escrituras es sumamente importante para que la congregación entera tenga una experiencia de alta calidad. Después hablaremos más de las habilidades para mejorar la manera como proclamamos.
El ministerio de lector es muy importante porque la Palabra de Dios es, primero que todo, una palabra hablada, una palabra dinámica, una palabra dirigida a nosotros por Dios. ¿Recuerdan que María visitó a Isabel después de saber que iba a ser la Madre del Mesías e Isabel estaba esperando un hijo en su vejez? ¡Isabel dice que ella escuchó el saludo de María y el bebé en su vientre saltó de alegría! Quizás Isabel estaba en un cuarto atrás. Ella no vio a María primero; ella y el bebé, Juan el Bautista, escucharon el saludo de María. ¿Acaso no es maravilloso ver como Dios nos enseña que la Palabra proclamada es una palabra dinámica, llena de poder y de gracia?
Permita que Dios imparta su Palabra a través de usted a la asamblea. Cuando usted proclama la Palabra de Dios, ésta cobra vida y su papel es dejar que la Palabra de Dios tome vida dentro de usted mismo; y de esta manera, la congregación sentirá que la Palabra de Dios ha cobrado vida dentro de ellos también.
Como lector, usted llega a ser el medio que Dios utiliza para tocar los corazones de la gente, reunida precisamente con ese propósito.
(Algunas ideas fueron tomadas de: La alegría de ser un Lector de Mitch Finley)
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